1.
DEMOGRAFÍA
Durante el siglo XIX la población española creció,
aunque más lento que otros países europeos debido a la mejora de la higiene en
el medio urbano y la alimentación, del vestido y de la vivienda.
Podría distinguir tres etapas en el crecimiento de la
población:
• Hasta 1833: un crecimiento muy lento.
• De 1833 a 1877: un crecimiento muy importante.
• Desde 1877 hasta 1900: el estancamiento demográfico.
La lentitud del crecimiento es debido al atraso de
la economía española: la agricultura de bajo rendimiento y las malas cosechas
frecuentes, los transportes están poco desarrollados que impedían la conexión
entre las regiones; el hambre y las enfermedades se cebaban periódicamente en
la población. La natalidad era muy alta pero la mortalidad también lo era por
lo tanto el crecimiento es lento. Se mantienen las epidemias y las enfermedades
endémicas. En las épocas de crisis se retrasaba la edad de los matrimonios y se
frenaba la natalidad. La esperanza de vida media a fines de siglo era de 35
años. Se mantiene la demografía de Antiguo Régimen.
En el resto de los países europeos los avances en
agricultura e industria hicieron bajar la mortalidad y se produjo el paso al modelo
demográfico de transición.
Hubo movimientos migratorios:
• Internos: El movimiento de población del campo a
la ciudad. La mayor parte de los emigrantes procedían de pueblos interiores.
Los lugares de destino fueron Barcelona y su entorno con un fuerte avance de la
inmigración en la primera mitad del siglo XIX y otras ciudades de Norte de
España. En el interior: Madrid, Zaragoza y Valladolid.
Las migraciones aceleraron el proceso de urbanización.
Las ciudades crecieron más que las zonas rurales, aunque este incremento fue
menor que en la Europa más desarrollada, por una menor industrialización. A
pesar de esto existía mayor población rural que urbana.
Además
de las grandes ciudades españolas, crecen las capitales de provincia, debido a
que eran sede de la administración provincial, servicios, la llegada del
ferrocarril, industrias, comercio, etc.
• Externos: La emigración al exterior estuvo
prohibida a comienzos del siglo XIX y se liberalizó a partir de los años
cincuenta. Hubo una doble dirección en la salida: Argelia y América. Los
españoles que llegaron al Norte de África procedían de Alicante, Murcia y
Almería. En muchos casos, se trataba de una emigración temporal y anual tipo golondrina.
La emigración al continente americano cogió fuerza desde comienzos de los años
cincuenta. La mayor parte de los emigrantes procedían de las provincias
costeras del Norte de España, de Cataluña y de las Islas Canarias.
2.
LAS NUEVAS ESTRUCTURAS ECONÓMICAS
La Agricultura
El paso del
Antiguo Régimen al capitalismo liberal puso el fin a las secuelas económicas
del Antiguo Régimen como los privilegios señoriales y la posesión de un gran
número de tierras en manos del clero o del Estado y que no resultaban
productivas.
• La abolición del régimen señorial
Las Cortes de Cádiz acabaron con los derechos de los
señores sobre los campesinos. Pero no se atrevieron quitar las tierras de los
señores y repartirlos entre los campesinos. Más tarde la propia burguesía que
se había enriquecido con tierras procedentes de la desamortización, apoyó a la
nobleza en contra de los campesinos para defender sus derechos.
• La desamortización
Era el acto por
el cual las propiedades de ciertas instituciones (Iglesia, Estado, municipios)
eran expropiadas y pasadas a particulares.
Fue la principal actuación económica y social del
liberalismo y sirvió para eliminar las instituciones del Antiguo Régimen en el
campo. Se realizó mediante la incautación de las propiedades de la Iglesia y de
los Municipios para convertirlos en bienes nacionales y ventero a particulares
mediante subasta pública con el fin de obtener recursos para reducir el déficit
del Estado.
Se inició en el reinado de
Carlos IV y se prolongó hasta Dictadura del general Primo de Rivera:
• La de Manuel Godoy: la venta de bienes de los
jesuitas y de tierras de hospitales, hospicios, casas de misericordia,
cofradías.
• Durante la guerra de la Independencia: la
administración bonapartista, los legisladores reunidos en Cádiz y el Trienio
Liberal se desamortizaron bienes de la Inquisición y se redujo a un tercio el
número de monasterios.
• La de Mendizábal y Espartero: se inició con el
Decreto desamortizador de 1836 y afectó a la mayor parte de los bienes de la
Iglesia tanto del clero regular como secular. Supuso la desaparición de gran
cantidad de conventos. Se considera la desamortización liberal más duro y creó
un conflicto importante con la Iglesia y la Santa Sede. Fue un elemento clave
en la política progresista para ganar la guerra carlista y asentar a Isabel II
en el trono.
Objetivo concreto
- Obtener dinero para la guerra
- Reducir la deuda pública y con ello reducir el pago de
intereses y devoluciones de dinero para evitar la bancarrota. Se permitió pagar
las compras con título de la deuda.
- Ganar credibilidad ante la banca extranjera para poder
pedir nuevos préstamos.
- Vincular a los compradores de tierras con la ideología
liberal y con el bando de Isabel II por temor a que el triunfo carlista les
hiciera devolver las tierras.
Cambiar la
estructura de la propiedad agraria para que fuera más rentable. Pasaba de
colectiva e invendible a individual y privada.
Procedimiento: Subasta de lotes de tierras o edificios. Dada la
gran cantidad de oferta, las pujas se hicieron a la baja por lo que se vendió a
precios muy bajos y, además se pagó en deuda pública. Ventaja para los
compradores burgueses y desventaja para el Estado.
• La Ley Pascual Madoz fue por duración y volumen
de ventas la más importante. Completó la venta de los bienes del clero regular
y secular y se vendieron las tierras de los Ayuntamientos. El objetivo fue
obtener recursos económicos para la industrialización y para la construcción
del ferrocarril. Procedimiento idéntico a la de Mendizábal.
Resultados y consecuencias:
- El clero sufrió un duro golpe, perdió gran parte de sus
propiedades. La nobleza se mantuvo en la misma situación. La burguesía se
enriqueció, eran los únicos que tenían dinero para comprar las tierras.
- No varió el sistema de propiedad. Incrementó la
concentración de propiedad en manos de los adinerados.
- Redujo la inversión de capitales de la burguesía en la
industria y en el comercio, ya que ésta prefirió convertirse en terrateniente y
rentista.
- Empeoró la situación del campesinado, que en pocos
casos pudo comprar tierras, y en general salió perjudicado, sobre todo los
arrendatarios, ya que vieron reducidos sus contratos. Aparecieron los
jornaleros quienes trabajan de forma estacional y por bajos salarios. No fue
una reforma agraria, ni se pretendió que lo fuera. La intención nunca fue
entregar tierra al campesinado.
- Permitió ampliar la superficie cultivada sobre todo de
cereales, mejorar la productividad y especializar algunas zonas en cultivos muy
rentables: viñedo, olivo, frutales.
- Destruyó
parte del patrimonio artístico y cultural, ruina de edificios históricos,
pérdida o venta a bajo precio de magníficas obras de arte.
La Industria y
La Minería
La revolución española fue un fracaso. España se quedó a
la zaga de los demás países europeos que ya habían iniciado su proceso de
industrialización. Las causas de este fracaso son las siguientes:
- No se ha producido la necesaria revolución agrícola que
genere capitales suficientes para invertirlos en la industria.
- No hay un mercado interior suficientemente desarrollado
ni un alto nivel económico que absorba los productos industriales.
- Las redes de transporte no fueron eficaces.
- La burguesía no tiene iniciativas industriales y el
escaso capital que poseía prefirió invertirlo en negocios especulativos como la
compra de las tierras desamortizadas.
- La
dependencia total del capital y la tecnología extranjera.
A pesar de eso hubo algunos tímidos intentos de
industrialización en manos de industriales casi siempre catalanes.
• La industria textil será la más
importante. Se centró en Cataluña y se abastecía de tecnología inglesa. Al
principio la fuente de energía más utilizada era la hidráulica, que fue
sustituida posteriormente por el vapor que moverá las viejas máquinas inglesas.
La pérdida de las colonias orientó la producción hacia el mercado nacional y
para ello los industriales catalanes exigieron al gobierno una política
proteccionista frente a la competencia exterior, así se produjo un crecimiento
continuado hasta la depresión económica de 1857-58, motivada principalmente por
la absorción de capitales por el ferrocarril y las tierras desamortizadas. A
partir de 1868 se inició la recuperación.
• La industria siderúrgica necesita para su
desarrollo mineral de hierro y fuentes de energía (carbón), para su
transformación. En España nació también con grandes obstáculos como la falta de
mercados o la carencia de fuentes de energía. Los primeros centros se centraron
en Sevilla y Málaga; en este último caso se utilizaba como fuente de energía el
carbón vegetal, de escaso poder calorífico comparando con el carbón mineral
inglés. Una vez que fracasaron esos centros se abren industrias en Asturias
donde hay carbón y hierro.
En Bizkaia también hubo industrias pioneras. Se
construyó Santa Ana de Bolueta con el primer Horno Alto moderno que quemada
carbón mineral y Nuestra Señora del Carmen en Baracaldo, con modernos hornos
para producir hierro y carbón traído desde el Asturias. Tras el final de la
Tercera Guerra Carlista la siderurgia se desarrolló con mucha fuerza en Bizkaia,
debido a la abundancia de buen mineral de hierro, intercambiaban el hierro vaso
por el carbón inglés. Con el hierro vasco se abastecía el mercado nacional
El desarrollo de la minería fue muy lento. Los
recursos existentes no se explotaban por falta de capital y tecnología, y por
la escasa demanda de industria, la única alternativa era entregar la
explotación a la tecnología y el capital extranjero. La Ley de Minas de 1868
permitió la liberalización de los recursos mineros y de su explotación, con lo
que las principales minas española pasaron a manos extranjeras, pero sobre todo
inglesas.
La situación española era de subdesarrollo
industrial y de dependencia colonial extranjera desde el punto de vista
tecnológico y de capitales.
3. TRANSPORTES
Las
comunicaciones serán la gran asignatura pendiente de la España y el principal
freno para el desarrollo industrial y la formación de un mercado nacional. En
el siglo XVIII se hicieron muchos esfuerzos, pero en el XIX o bien esos caminos
eran insuficientes o bien habían desaparecidos. Se puede decir que a partir de
1840 aumentó el número de carreteras y se estima que a finales del reinado de
Isabel II estarán en funcionamiento unos 2000 km.
• El ferrocarril
La aparición
del ferrocarril revolucionó los sistemas de transporte en toda Europa debido a
su velocidad y a su capacidad de carga, y con ello se aceleró el desarrollo
industrial y comercial. La red ferroviaria sería el negocio más importante del
siglo XIX en España. Supuso un mercado nacional y la unificación e integración
del territorio nacional. La expansión del ferrocarril fue el indicador más
fiable del grado de industrialización alcanzado por cada país.
En España, su expansión se retrasó a la segunda
mitad del siglo XIX por varias causas: condiciones orográficas, estancamiento
económico, atraso técnico, la ausencia de capitales privados a invertir y un
Estado sin ingreso, constantes guerras e inestabilidad política.
La Ley General de Ferrocarriles de 1854 supuso un
gran impulso en el desarrollo de la red con un esquema claramente
radiocéntrico; el Estado subvencionan a las compañías por cada kilómetro de vía
construido, lo que favorecía la entrada de empresas extranjeras. Además,
establecía un ancho de vía mayor que el resto de Europa. Este factor fue un
atraso cuando se intentó conectar las redes nacionales con las europeas y
encareció el transporte de mercancía y personas hacia Europa, pues era
necesario realizar un transbordo en la frontera.
La creación del ferrocarril exigía grandes
inversiones difíciles de realizar en un país como España. Aun así los
beneficios prometidos atrajeron casi todos los pequeños capitales del país.
Entre los beneficios prometidos estaba una rentabilidad mínima del 6% y la
libre importación de materia prima extranjeras sin pagar aduanas. Al principio
el Estado confío en empresas españolas, pero éstas casi no se habían construido
kilómetros, se permitió la entrada de capitales extranjeros, mayoritariamente
franceses. Las inversiones eran muy rentables por los beneficios asegurados y
la especulación, pero no por la explotación de las líneas construidas, ya que
eran siempre deficitarias porque no había casi industria ni productos para
transportar.
Aunque tuvo un efecto positivo en la economía,
facilitó el comercio y las comunicaciones, y ayudó a la creación de un mercado
económico único entre todas las regiones.
4. EL SISTEMA FINANCIERO
Al empezar el
reinado de Isabel II España no tenía casi recursos financieros, por lo que
tenía que pedir préstamos extranjeros. Los escasos recursos del país se
invirtieron en la compra de tierras desamortizadas, en crear pequeñas empresas
y pequeños bancos menos en la industria. El capital extranjero, principalmente
el francés, acudió a España para financiar la deuda del Estado y la
construcción de los ferrocarriles.
Para configurar el sistema bancario español se creó
varios bancos como Banco de España, Banco Santander, Banco de Bilbao. Pero
estos chocaron con la poca rentabilidad de las empresas creadas. La peseta
nació en 1868.
5. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL
La sociedad
española se caracteriza por una profunda desigualdad entre los grupos sociales.
La burguesía fue la protagonista de la etapa. Con el triunfo del liberalismo
burguesía llega al poder y se acabó la tradicional división estamental, la
burguesía paso de ser clase dominada a clase dominante. Porcentualmente los
burgueses son un grupo muy pequeño de la población.
Para accede al poder inicialmente la burguesía se
compromete con el campesinado, pero una vez consolidado en el poder y acabado
con el Antiguo Régimen, ésta se olvida del campesino y se alía con la alta
nobleza territorial, para conservar el poder y todo lo conseguido. Las clases
bajas estaban formadas principalmente por campesinos que llevaban una vida
miserable, debido principalmente al atraso y los escasos rendimientos
agrícolas, cuando llegaba una epidemia se llevaba a un gran número de gente.
Las desamortizaciones empeoraron la situación del
campesino, si antes gozaban de unos ciertos derechos sobre la tierra, ahora la
tierra que ha pasado a manos de la burguesía, los campesinos serán expulsados
de ella porque no tienen poder económico para comprar esas tierras expropiadas.
Muchos de ellos se irán a la ciudad y allí se convertirán en mano de obra
barata para la incipiente industrialización. Además, el analfabetismo de estas
gentes es altísimo.
Las desigualdades eran tan enormes que, a finales
de siglo, en el campeonato calaron las ideas sociales socialistas y, sobre
todo, anarquistas e iniciaron la reclamación de sus derechos a través de
huelgas, asesinatos, ocupación de tierras. Ese fenómeno fue particularmente
violento en Andalucía a finales del siglo XIX.
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