lunes, 16 de enero de 2017

Tema 3 - Fueros y liberalismo


1. LOS FUEROS
El conjunto de leyes que conducían la política, la economía y la sociedad de los territorios vascos desde finales de la Baja Edad Media hasta su abolición. Eran derechos consuetudinarios que comenzaron a ponerse por escrito a partir del siglo XV.
A partir del siglo XV funcionaron como un pacto político entre los Reyes de Castilla y la población vasca. Por lo tanto, la organización política de estos territorios fue diferente a la del resto de la Monarquía Española y se caracterizó por:
• En cada territorio había una Asamblea compuesta por representantes de la comunidad, llamada Juntas Generales; era la institución de gobierno más importante y se encargaba de:
 - Elaborar las leyes
 - Exigir al Rey el juramento de fidelidad a esas leyes
 - Vetar leyes procedentes del Rey, si era contrarias a lo establecido en los fueros (pase foral).
 - Elegir a los oficiales del gobierno
 - Repartir y cobrar impuestos
 - Administrar los bienes comunales
• En el siglo XVI la mayor parte de los poderes de las Juntas Generales fueron delegados en la Diputación. Además, regulaban aspectos sociales y económicos como:
- La Hidalguía Universal. Convertía a todos los habitantes en nobles, lo que les permitía, entre otros privilegios, acceder a cargos públicos y a oficios, que estaban reservados a los nobles. Por lo tanto muchos vascos ejercieron estos trabajos en la corte, en otras provincias o en las colonias americanas.
- Mayorazgo y Troncalidad. Normas para la herencia y la trasmisión de propiedades. El caserío, las tierras y el ganado no pertenecían a una persona, sino a la familia, por lo que no podía venderse, dividirse ni repartirse. Sólo heredaba el hijo mayor, si cumplía algunas condiciones (casarse y tener descendencia); el resto de los hijos emigraba o se dedicaba a la navegación, el ejército, a la Iglesia o la administración. Casi nunca permitía heredar a las mujeres.
- Exención de impuestos. Sólo se pagaban los impuestos que establecía las Juntas Generales.
- Libertad de comercio y ausencia de aduanas en la costa. Los productos que llegaban de otros países no tenían que pagar impuestos, ya que muchas de ellas eran productos de primera necesidad. Las aduanas y el cobre de impuestos para el Rey estaban en los límites con Castilla. Estas normas mejoraron el nivel de vida de los campesinos bizkainos con respecto a los del resto del reino.
- Exención del servicio militar. Para los ciudadanos de los territorios forales no existía el servicio militar obligatorio. Sólo debían ir al ejército sin sueldo cuando la guerra se desarrollará en su provincia y debían defender el territorio.
- Derecho a explotar los minerales. El fuero concedía a los bizkainos el derecho de sacar mineral sin pagar ningún tipo de derecho. Pero prohibía la venta de mineral sin trabajar.
La crisis política y económica del Antiguo Régimen y el inicio del liberalismo provocó una división de opiniones entre la población del País Vasco con respecto a los Fueros:
• Los Foralistas formado por:
 - Jauntxos rurales: Propietarios de tierras y caseríos que no tienen suficientes rentas para invertir en minas, ferrerías o comercio; partidarios de que nada cambie para poder mantener su poder político en las instituciones.
 - Bajo clero rural: Rechaza el anticlericalismo liberal y teme por la pérdida del diezmo y de las tierras.
 - Campesinado: Rechaza el anticlericalismo liberal. Las medidas liberales les obligarían a pagar impuestos en metálicos, rentas libres en los arrendamientos de tierras (subida de rentas) y perder tierras comunales.
• Los constitucionalistas: se oponen a los Fueros Viejos, pero quieren mantener Fueros adaptados a los nuevos tiempos.
 - Jauntxos urbanos: Propietarios de tierras con rentas suficientes para invertir en nuevos negocios. Para ello necesitan libertad económica.
 - Burguesía: Afectados por las prohibiciones forales que impiden exportar materias primas y por las aduanas interiores que dificultan las ventas en el resto del Reino. Descontentos porque tienen poco poder en las instituciones políticas.
2. FUEROS Y LIBERALISMOO ANTES DE 1833
La constitución de 1812 no incluía ningún reconocimiento especial para los fueros. Sus redactores no sabían cómo encajarlos en el nuevo Estado liberal. En consecuencia, las Juntas Generales tampoco se manifestaron con claridad a favor o en contra de la constitución.
Durante el Trienio Liberal se respetaron los fueros, pero sus leyes chocaban contra el principio de la constitución.
3. LA PRIMERA GUERRA CARLISTA Y LA CUESTIÓN FORAL
El conflicto dinástico tras la muerte de Fernando VII. Una cuestión sucesoria entre tío y sobrina.
• Fue un enfrentamiento familiar propio de las Monarquías Absolutas del Antiguo Régimen.
• Fue una guerra civil en España y en el País Vasco entre:
 - Dos ideologías: absolutismo y liberalismo
 - Dos grupos sociales: partidarios carlistas y partidarios isabelinos
 - Dos actitudes ante los Fueros vascos: mantenimiento y reforma
• Puso de manifiesto la división en Europa entre países absolutistas y liberales
El carlismo defendía el tradicionalismo, la monarquía absoluta de origen divino, la Iglesia católica y el foralismo. Como expresa su lema “Dios, Patria, Rey y Fueros”. Por la defensa de los fueros su principal apoyo estuvo en el País Vasco y Navarra. También en algunas zonas de Cataluña, Aragón, Valencia y Galicia.
Los grupos sociales más favorables fueron:
• La nobleza rural
• La mayor parte del clero, molestos por la eliminación del diezmo y las desamortizaciones
• Los campesinos empobrecidos del País Vasco, teme por perder los beneficios de los fueros
• Un sector del ejército y de la nobleza
• Los artesanos rurales y urbano
Los grupos ilustrados y burgueses, residentes en las ciudades, oponían al Carlismo. Así Bilbao, Donostia y Barcelona nunca fueron carlistas.
La guerra duró 7 años. No hubo grandes batallas, sino continuos enfrentamientos, guerra de guerrillas y sitios a ciudades importantes. Destaca el sitio de Bilbao, estuvo asediada durante varios mese por las tropas carlistas, que dominaban todos los alrededores. En este sitio muró, en 1836, el general Zumalakarregi, organizador y estratega del ejército carlista.
A partir de ese momento las posibilidades de triunfo miliar carlista se redujeron mucho. Para solucionar el conflicto se llegó a un acuerdo entre Espartero y el general carlista Maroto llamado Convenio de Bergara que establecía:
• La integración del ejército carlista en el isabelino, tras reconocer a Isabel II como única reina.
• La promesa de mantener los fueros vascos, aunque sometidos a la constitución.
Sin embargo, a los pocos meses se aprobó la Ley de 25 de octubre de 1839 que modificó los Fueros:
• En País Vasco se suprimieron el pase foral y las Juntas Generales, por un decreto de Espartero. Al mismo tiempo las aduanas pasaron a las costas. Las Juntas Generales y las Diputaciones Forales fueron reestablecidas en el gobierno moderado de Narváez. Se mantenía la autonomía financiera.
• En Navarra quedaron abolidas las antiguas Cortes, los Consejos del Reino de Navarra y la Diputación Foral. Las competencias políticas de autogobierno de Navarra quedaron concentradas en la Diputación Provincial.
Para los grupos defensores del fuerismo tradicional esta ley fue una abolición en la práctica, ya que suponía un sometimiento de los Fueros vascos a las decisiones tomadas en el Parlamento de Madrid y por el gobierno central.
4. LA SEGUNDA GUERRA CARLISTA
Se provocó por el fracaso del matrimonio entre Isabel II y Carlos VI, hijo de Carlos Mª Isidro. Tuvo como escenario Cataluña y Levante y mucha menos intensidad que la anterior. El carlismo fue derrotado. Pese a ello continuaron habiendo sublevaciones carlistas, como el frustrado pronunciamiento de Carlos VI en Castellón.
5. TERCERA GUERRA CARLISTA Y LA ABOLICIÓN FORAL
La inició Carlos VII, nieto de Carlos Mª Isidro. Tras la revolución de 1868, los carlistas quisieron convertirse en una alternativa para las clases conservadoras frente al régimen democrático. Formaron un partido político: la Comunión Católico-Monárquica. La elección de un rey extranjero, Amadeo I, les lanzó a la guerra cuyo escenario fue el País Vasco, Navarra y Cataluña. Tras la proclamación de la Primera República Española, muchos monárquicos isabelinos se pasaron al bando carlista.
Don Carlos logró victorias en zonas rurales, pero no consiguió ocupar Bilbao, defendida por burgueses, comerciantes y artesanos urbanos, con la ideología liberal. La ciudad estuvo de nuevo sitiada varios meses hasta que el general Concha consiguió levantar el asedio.
El Carlismo creó una estructura estatal en Estella, con un Gobierno compuestos por tres secretarías de Estado:
• Guerra
• Negocios Extranjeros y Estado
• Gracia, Justicia y Hacienda
Emitió moneda, cobró impuestos, reclutó soldados, tuvo un Código Penal propio, Tribunal Supremo de Justicia, aduanas, servicio de correos y en 1874 estableció una universidad en Oñate.
Su derrota se produjo tras la Restauración de Alfonso XII, quien personalmente dirigió la guerra en el norte. La conquista de Estella, capital carlista, supuso la huida definitiva del pretendiente y el fin de las guerras carlistas.
La derrota carlista supuso para todo el País Vasco la supresión de los fueros e instituciones propias. La Ley Abolitoria por las Cortes. Se suprimieron las Juntas Generales y las Diputaciones Forales y las atribuciones de los Ayuntamientos. Se establecieron Diputaciones Provinciales como las que había en el resto de las provincias españolas. Como resultado de las protestas habidas en el País Vasco y de las negociaciones con el gobierno de Cánovas del Castillo.

Se concedió a las provincias vascas un régimen fiscal diferente del resto del Estado. Las Diputaciones tenían autonomía económica. El gobierno negociaba con las Diputaciones una cantidad de dinero llamada CUPO, que éstas entregaban. Este dinero era una parte del recaudado por las Diputaciones a través de los impuestos. Este sistema de autonomía fiscal se denomina “el concierto económico”.

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