1.
LOS FUEROS
El conjunto de leyes que conducían la política, la economía
y la sociedad de los territorios vascos desde finales de la Baja Edad Media
hasta su abolición. Eran derechos consuetudinarios que comenzaron a
ponerse por escrito a partir del siglo XV.
A partir del siglo XV funcionaron como un pacto
político entre los Reyes de Castilla y la población vasca. Por lo tanto, la
organización política de estos territorios fue diferente a la del resto de la
Monarquía Española y se caracterizó por:
• En cada territorio había
una Asamblea compuesta por representantes de la comunidad, llamada Juntas
Generales; era la institución de gobierno más importante y se encargaba de:
- Elaborar las
leyes
- Exigir al Rey el
juramento de fidelidad a esas leyes
- Vetar leyes
procedentes del Rey, si era contrarias a lo establecido en los fueros (pase
foral).
- Elegir a los
oficiales del gobierno
- Repartir y
cobrar impuestos
- Administrar los bienes comunales
• En el siglo
XVI la mayor parte de los poderes de las Juntas Generales fueron delegados en
la Diputación. Además, regulaban aspectos sociales y económicos como:
- La Hidalguía Universal. Convertía a todos los
habitantes en nobles, lo que les permitía, entre otros privilegios, acceder a
cargos públicos y a oficios, que estaban reservados a los nobles. Por lo tanto
muchos vascos ejercieron estos trabajos en la corte, en otras provincias o en
las colonias americanas.
- Mayorazgo y Troncalidad. Normas para la
herencia y la trasmisión de propiedades. El caserío, las tierras y el ganado no
pertenecían a una persona, sino a la familia, por lo que no podía venderse,
dividirse ni repartirse. Sólo heredaba el hijo mayor, si cumplía algunas
condiciones (casarse y tener descendencia); el resto de los hijos emigraba o se
dedicaba a la navegación, el ejército, a la Iglesia o la administración. Casi
nunca permitía heredar a las mujeres.
- Exención
de impuestos. Sólo se pagaban los impuestos que establecía las Juntas
Generales.
- Libertad
de comercio y ausencia de aduanas en la costa. Los productos que llegaban
de otros países no tenían que pagar impuestos, ya que muchas de ellas eran
productos de primera necesidad. Las aduanas y el cobre de impuestos para el Rey
estaban en los límites con Castilla. Estas normas mejoraron el nivel de vida de
los campesinos bizkainos con respecto a los del resto del reino.
- Exención
del servicio militar. Para los ciudadanos de los territorios forales no
existía el servicio militar obligatorio. Sólo debían ir al ejército sin sueldo
cuando la guerra se desarrollará en su provincia y debían defender el
territorio.
- Derecho a
explotar los minerales. El fuero concedía a los bizkainos el derecho de
sacar mineral sin pagar ningún tipo de derecho. Pero prohibía la venta de
mineral sin trabajar.
La crisis política
y económica del Antiguo Régimen y el inicio del liberalismo provocó una
división de opiniones entre la población del País Vasco con respecto a los
Fueros:
• Los
Foralistas formado por:
- Jauntxos rurales: Propietarios de tierras y
caseríos que no tienen suficientes rentas para invertir en minas, ferrerías o
comercio; partidarios de que nada cambie para poder mantener su poder político
en las instituciones.
- Bajo clero rural: Rechaza el
anticlericalismo liberal y teme por la pérdida del diezmo y de las tierras.
- Campesinado: Rechaza el anticlericalismo
liberal. Las medidas liberales les obligarían a pagar impuestos en metálicos,
rentas libres en los arrendamientos de tierras (subida de rentas) y perder
tierras comunales.
• Los constitucionalistas: se oponen a los Fueros
Viejos, pero quieren mantener Fueros adaptados a los nuevos tiempos.
- Jauntxos urbanos: Propietarios de tierras
con rentas suficientes para invertir en nuevos negocios. Para ello necesitan
libertad económica.
- Burguesía:
Afectados por las prohibiciones forales que impiden exportar materias primas y
por las aduanas interiores que dificultan las ventas en el resto del Reino.
Descontentos porque tienen poco poder en las instituciones políticas.
2. FUEROS Y LIBERALISMOO ANTES DE
1833
La constitución
de 1812 no incluía ningún reconocimiento especial para los fueros. Sus
redactores no sabían cómo encajarlos en el nuevo Estado liberal. En
consecuencia, las Juntas Generales tampoco se manifestaron con claridad a favor
o en contra de la constitución.
Durante
el Trienio Liberal se respetaron los fueros, pero sus leyes chocaban contra el
principio de la constitución.
3. LA PRIMERA GUERRA CARLISTA Y LA
CUESTIÓN FORAL
El conflicto
dinástico tras la muerte de Fernando VII. Una cuestión sucesoria entre tío y
sobrina.
• Fue un
enfrentamiento familiar propio de las Monarquías Absolutas del Antiguo Régimen.
• Fue una guerra civil en España y en el País Vasco
entre:
- Dos
ideologías: absolutismo y liberalismo
- Dos grupos
sociales: partidarios carlistas y partidarios isabelinos
- Dos
actitudes ante los Fueros vascos: mantenimiento y reforma
• Puso de manifiesto la división en Europa entre
países absolutistas y liberales
El
carlismo defendía el tradicionalismo, la monarquía absoluta de origen divino,
la Iglesia católica y el foralismo. Como expresa su lema “Dios, Patria, Rey y
Fueros”. Por la defensa de los fueros su principal apoyo estuvo en el País
Vasco y Navarra. También en algunas zonas de Cataluña, Aragón, Valencia y
Galicia.
Los grupos
sociales más favorables fueron:
• La nobleza rural
• La mayor parte del clero, molestos por la
eliminación del diezmo y las desamortizaciones
• Los campesinos empobrecidos del País Vasco, teme
por perder los beneficios de los fueros
• Un sector del ejército y de la nobleza
• Los artesanos rurales y urbano
Los
grupos ilustrados y burgueses, residentes en las ciudades, oponían al Carlismo.
Así Bilbao, Donostia y Barcelona nunca fueron carlistas.
La
guerra duró 7 años. No hubo grandes batallas, sino continuos enfrentamientos,
guerra de guerrillas y sitios a ciudades importantes. Destaca el sitio de
Bilbao, estuvo asediada durante varios mese por las tropas carlistas, que
dominaban todos los alrededores. En este sitio muró, en 1836, el general
Zumalakarregi, organizador y estratega del ejército carlista.
A partir
de ese momento las posibilidades de triunfo miliar carlista se redujeron mucho.
Para solucionar el conflicto se llegó a un acuerdo entre Espartero y el general
carlista Maroto llamado Convenio de Bergara que establecía:
• La
integración del ejército carlista en el isabelino, tras reconocer a Isabel II
como única reina.
• La promesa de mantener los fueros vascos, aunque
sometidos a la constitución.
Sin
embargo, a los pocos meses se aprobó la Ley de 25 de octubre de 1839 que
modificó los Fueros:
• En
País Vasco se suprimieron el pase foral y las Juntas Generales, por un decreto
de Espartero. Al mismo tiempo las aduanas pasaron a las costas. Las Juntas
Generales y las Diputaciones Forales fueron reestablecidas en el gobierno
moderado de Narváez. Se mantenía la autonomía financiera.
• En Navarra quedaron abolidas las antiguas Cortes,
los Consejos del Reino de Navarra y la Diputación Foral. Las competencias
políticas de autogobierno de Navarra quedaron concentradas en la Diputación
Provincial.
Para los
grupos defensores del fuerismo tradicional esta ley fue una abolición en la
práctica, ya que suponía un sometimiento de los Fueros vascos a las decisiones
tomadas en el Parlamento de Madrid y por el gobierno central.
4. LA SEGUNDA
GUERRA CARLISTA
Se provocó por el fracaso del matrimonio entre
Isabel II y Carlos VI, hijo de Carlos Mª Isidro. Tuvo como escenario Cataluña y
Levante y mucha menos intensidad que la anterior. El carlismo fue derrotado. Pese
a ello continuaron habiendo sublevaciones carlistas, como el frustrado
pronunciamiento de Carlos VI en Castellón.
5. TERCERA
GUERRA CARLISTA Y LA ABOLICIÓN FORAL
La inició Carlos VII, nieto
de Carlos Mª Isidro. Tras la revolución de 1868, los carlistas quisieron
convertirse en una alternativa para las clases conservadoras frente al régimen
democrático. Formaron un partido político: la Comunión Católico-Monárquica. La
elección de un rey extranjero, Amadeo I, les lanzó a la guerra cuyo escenario
fue el País Vasco, Navarra y Cataluña. Tras la proclamación de la Primera
República Española, muchos monárquicos isabelinos se pasaron al bando carlista.
Don Carlos logró victorias
en zonas rurales, pero no consiguió ocupar Bilbao, defendida por burgueses,
comerciantes y artesanos urbanos, con la ideología liberal. La ciudad estuvo de
nuevo sitiada varios meses hasta que el general Concha consiguió levantar el
asedio.
El
Carlismo creó una estructura estatal en Estella, con un Gobierno compuestos por
tres secretarías de Estado:
• Guerra
• Negocios Extranjeros y Estado
• Gracia, Justicia y Hacienda
Emitió moneda, cobró
impuestos, reclutó soldados, tuvo un Código Penal propio, Tribunal Supremo de
Justicia, aduanas, servicio de correos y en 1874 estableció una universidad en
Oñate.
Su derrota se produjo tras
la Restauración de Alfonso XII, quien personalmente dirigió la guerra en el
norte. La conquista de Estella, capital carlista, supuso la huida definitiva
del pretendiente y el fin de las guerras carlistas.
La derrota carlista supuso
para todo el País Vasco la supresión de los fueros e instituciones propias. La
Ley Abolitoria por las Cortes. Se suprimieron las Juntas Generales y las
Diputaciones Forales y las atribuciones de los Ayuntamientos. Se establecieron
Diputaciones Provinciales como las que había en el resto de las provincias
españolas. Como resultado de las protestas habidas en el País Vasco y de las
negociaciones con el gobierno de Cánovas del Castillo.
Se concedió a las
provincias vascas un régimen fiscal diferente del resto del Estado. Las Diputaciones
tenían autonomía económica. El gobierno negociaba con las Diputaciones una
cantidad de dinero llamada CUPO, que éstas entregaban. Este dinero era una
parte del recaudado por las Diputaciones a través de los impuestos. Este
sistema de autonomía fiscal se denomina “el concierto económico”.
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